¡Ya vino Ramón!
Mayo de 2002. José María Aguilar decretaba: “En River ha llegado la hora de conocer otros rumbos y Ramón Díaz deja su cargo al finalizar este campeonato”. Hoy, diez años después (y con el desenlace de la historia ya conocido), Ramón Ángel Díaz se transformó, por tercera vez, en el técnico del Millonario.
El preferido de Passarella era Ricardo Gareca. También le gustaban Gerardo Martino, Gustavo Alfaro, Pedro Troglio… Pero, después de mucho esperar, el presidente dio el brazo a torcer y aceptó reunirse con el técnico más ganador de la historia, con el que quiere la gente.
La cita se dio en la casa del Kaiser, en San Isidro. La misma que 24 horas atrás había sido testigo de cómo Matías Almeyda abandonaba el cargo de director técnico del club. Allí, los protagonistas (Passarella, Turnes, Ramón y Castellanos) dejaron problemas personales de lado y decidieron que el riojano sea el DT en todo el 2013.
¿Cuándo asume? La semana que viene, posiblemente el lunes. Será presentado el viernes, a las 12, en el salón auditorium del Monumental. Debutará en San Juan ante San Martín, pero el domingo estará en el Liberti. Ante Lanús dirige el Chapa Zapata, a pesar de que el apoderado del Pelado, Adrián Castellanos, había dicho que estaba disponible.
¿Decisión política o consensuada? Claramente, la primera. En vísperas de un año eleccionario, la mejor opción para la (¿impensada?) reelección de Passarella es elegir a Ramón, por más que le pese. Por más que, como le dijo a sus íntimos, “tenga que irme yo, antes que venga él”.
Pero acá lo importante es que viene el Pelado Díaz. Llega con su hijo Emiliano y con Marcelo Escudero (quien fuera campeón siete veces en River con Ramón como DT) como ayudantes de campo, Carlos Bustamante y Jorge Pidal como preparadores físicos y Rafael Giulietti como médico.
Las últimas experiencias de Ramón no fueron positivas (malos resultados en América de México, San Lorenzo e Independiente, estos dos terminando al borde de la zona del descenso), pero está claro que, para él, River es diferente.
Al fin volviste... ¡Toda la suerte, Ramón!