Otro River

(INCLUYE GALERÍA DE IMÁGENES) Con paciencia y esperando su momento, el equipo de Ramón empezó ganando en el Torneo Final. Con goles de Vangioni y Luna, le ganó 2-1 a Belgrano. Clave la mano del DT a la hora de los cambios. 

Belgrano se ha transformado en el verdugo histórico de River. Cada vez que se juegue con el Pirata, habrá morbo, recuerdos... Pero con Ramón cambió la mentalidad. A ese rival al que se le tiene respeto, porque se lo ganó en buena ley, River lo empieza a mirar de otra manera. No como esa momia negra, sino como uno más. No como un contrincante para pelear abajo y sacar 30 puntos para zafar con el promedio. Sí como el primer rival de una era que apunta alto. Con Ramón, River quiere gloria. Por eso le ganó a Belgrano. Porque es otro River.

En otro momento, cómo hubiera reaccionado el equipo si a los dos minutos perdía a su líder por una tonta acción. Posiblemente, mal, muy mal. Aquí el equipo no se apichonó, no dejó nunca de pensar en ganar. Con paciencia, esperó el momento, que llegó con ese estiletazo de Vangioni y con ese remate lleno de gol de Luna. Ni siquiera el descuento del Farré -sí, del mismo que lo mandó a la B- le quitó tranquilidad.

River arrancó presionando en campo rival, con el ex Newell´s haciendo toda la banda con mucho ritmo, aunque muchas veces sin terminar las jugadas de la mejor manera. Aunque, sacando un cabezazo de Pereyra que pegó en el travesaño, no sufrió. Y si bien Belgrano se acomodó e intentó hacer daño por las bandas, River no pasó sofocones importantes.

Eso sí: el enganche, Lanzini, jamás se enganchó. Fuera de redundancias, Ramón no fue tonto cuando pidió por un organizador. Sabe que eso le falta a su equipo. Así convivirá hasta el final del torneo. Ojo: River puede ganar igual, jugar bien y maquillar esa ausencia con otras armas. Pero no es lo mejor. Le costó mucho al equipo hacer pie sin el balón y la perdió muy rápido.

Pero mostró otras cartas. La defensa respondió en una parada brava. Por concentración y casi ninguna falla, Mercado, Román y Bottinelli fueron puntos altos. El resto se zarpó de paciente. La expulsión de Ponzio alteró los planes, pero no la cabeza. Ramón la rompió con los cambios. Rojas por Lanzini, con Ledesma condicionado por la amarilla, fue una apuesta riesgosa pero saludable. Con Luna, el DT tuvo una gravitación fundamental en el desarrollo del juego. Parecía que el empate no le sentaba mal, pero este es otro River, tiene otra mentalidad. Por eso lo ganó en Córdoba.

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