Gonzalo Martínez apareció en una nueva posición y tuvo una de sus mejores actuaciones desde que llegó al club.

La victoria en el Sur frente a Lanús fue algo más que una pequeña revancha de la derrota sufrida en La Plata por la Supercopa Argentina: fue la revancha de Gonzalo Martínez. El Pity tuvo su gran noche. Posicionalmente con la novedad de haber jugado por la derecha, con la ventaja de jugar con pierna cambiada y su perfil más hábil de cara a la cancha y no cerca de la línea.

El ex Huracán desequilibró más que nunca, ganó en velocidad y, con la pausa que necesitaba, pudo tomar mejores decisiones, lo cual favoreció al equipo. En el segundo tiempo mantuvo la regularidad y, sumado al gol que el travesaño le negó después de un enganche hacia adentro con posterior remate de zurda, el desequilibrio por el sector derecho por el que Marcelo Gallardo se encargó de insistirle en que no se moviera durante todo el partido, fue fundamental.

Se dio el gusto de poner en ventaja al equipo -después del empate de Ariel Rojas - con un gol de tiro libre que se desvió en la barrera y hasta participo en el inicio de la jugada del tercer gol que firmó Carlos Auzui. Finalmente el Millonario redondeó una actuación con autoridad, mostrando el mismo nivel que en Copa Libertadores, y en el cambio radical desde el juego, el aporte del 10 fue fundamental, por eso fue su noche.