Actitud, inteligencia y pizarrón
El camino parecía muy complicado. La roja del volante uruguayo -planchazo sobre Federico Guerra- y el orden visitante hacían presagiar una noche difícil. Más allá de algunas insinuaciones mediante Lucas Ocampos y el Chori, el panorama de incertidumbre creció a partir del hombre menos. Sin embargo, apareció una de las mejores versiones del Millonario en la temporada para dejar en claro que la actitud, la inteligencia y el pizarrón son clave.
Pero a veces la jerarquía individual es suficiente para derribar cualquier circunstancia de fuerza mayor. Así ocurrió a los 27 minutos del primer tiempo, cuando el Torito empujó la pelota al fondo del arco para darle tranquilidad al local. Sucedió luego de un tiro de esquina brillante: el Chori tocó en corto para el capitán, éste le devolvió el balón para que enviara el centro, Ramiro Funes Mori la bajó en el segundo palo y el goleador definió en el área chica.
Matías Almeyda había rearmado el esquema. Sin Sánchez, Leonardo Ponzio pasó a ocupar la banda derecha y tuvo una actuación determinante, a través de la marca, el despliegue y la distribución precisa para que la pelota fuera de River y evitara que se notara la inferioridad numérica. Ezequiel Cirigliano también aportó su criterio, en tanto que Cavenaghi y Domínguez se movieron permanentemente para generar espacios y facilitar la entrega.
Ocampos cumplió una función para los aplausos en el sector izquierdo. Con un ida y vuelta destacado, demostró su compromiso, una vez más. ¿Independiente Rivadavia? Dejó mucho que desear. Fue todo lo contraria a La Banda. No tuvo carácter ni ambiciones. Gustavo Zapata reaccionó cuando ya estaba en desventaja y paró un 4-3-3 para vulnerar al 4-3-1-1 que había improvisado el Pelado, poniendo al Chori como enlace, metros detrás del Cavegol.
En el segundo tiempo, el conjunto mendocino salió a buscar el empate. Arriesgó bastante ante un River tan compacto y sólido como replegado. El contragolpe era una tentación y la pegada de Ponzio fue letal para que Domínguez hiciera un pique interminable, dejara atrás a un defensor y definiera de zurdo. Gol millonario y partido liquidado. Además, Daniel Villalva ingresó e inmediatamente causó la expulsión de Josué Ayala, el arquero de la Lepra.
Estaba claro que cualquier llegada clara iba a terminar en el tercero, tal como ocurrió a los 43 minutos, cuando David Trezeguet descargó para Luciano Abecasis, quien apuntó a la cabeza del franco-argentino para pusiera cifras definitivas. Gol, delirio y carnaval en el Monumental, que gozó de un triunfo extraordinario, teniendo en cuenta lo hecho por River frente a una situación adversa. En consecuencia, el premio fue la punta en soledad. Bienvenido sea.
Por Germán Balcarce
Imagen: Wally / Pasión Monumental