Sin rumbo futbolístico

"Bienvenidos a La Matanza, la capital de la esperanza". El cartel está ubicado donde apenas comienza la Ruta 3. Por allí pasaron 70 micros con hinchas del Millonario y, obviamente, el plantel. Con el Torito en el asiento de adelante, semejante leyenda debe haber sido una señal de optimismo a la vista del capitán. Sin embargo, el regreso no fue con la sonrisa por haber obtenido una victoria en Isidro Casanova.

Los primeros minutos de la tarde alimentaron esa esperanza de que el 2012 sea el año del resurgimiento. A través de un juego ordenado, prolijo y con el equipo avanzando en bloque, River hizo pie en un terreno de juego con el césped muy alto. Entonces, a los 13 minutos del primer tiempo, Cavenaghi demostró su categoría para definir por encima de César Monasterio y abrió la cuenta, tras un pase de Alejandro Domínguez.

Delirio y carnaval en la cabecera visitante. Pero el cóctel duró poco. Es que a los 24 minutos llegó el 1-1. Tiro libre punzante, Daniel Vega dio rebote y, en medio de un flipper, apareció la pierna izquierda de Diego Cisterna para provocar el estallido local. El golpe fue bastante fuerte para los dirigidos por Matías Almeyda. Las imprecisiones habían empezado antes y se acentuaron cuando Almirante se acomodó a las circunstancias y entendió su negocio.

El Chori perdió la medida de la pelota a la hora de dársela a un compañero. Leonardo Ponzio era eficaz en la entrega, aunque sin recorrido natural sobre el costado derecho, mientras que Lucas Ocampos estaba muy bien custodiado sobre el otro sector. Además, los laterales hicieron un aporte escaso y no llegaron al fondo. En consecuencia, River se fue desdibujando y ni siquiera los intentos de los últimos instantes lograron que se fuera en ventaja al descanso.

Y como si fuera poco, Domínguez salió a raíz de unas molestias en el aductor derecho. Andrés Ríos ingresó en su lugar y mostró algunas pinceladas. Pero también se equivocó varias veces y hasta fue displicente en una zona cercana al área propia. Lo cierto es que en el complemento Cavenaghi se mostraba y Ocampos la pedía, aunque la solidez de los volantes locales, la seguridad de la defensa y los desaciertos propios hicieron que ambos no pesaran demasiado.

Cada vez que River tenía el balón el destino estaba lejos de esa esperanza que pregona el partido de La Matanza. Las ideas aparecían en cuentagotas y, para colmo, sin la ejecución correcta. Almirante no inquietó demasiado, a excepción de las acciones con pelota parada. Por eso todo quedó en manos del Millonario, que careció de rumbo futbolístico para que la ilusión creciera desde el primer encuentro oficial del año. ¿Reencontrará el camino el próximo sábado?

Por Germán Balcarce

Imagen: Wally / Pasión Monumental