River hace agua por todos lados y el problema es, principalmente, mental: ¿qué hará Gallardo en su peor momento como entrenador?

Por Matías Navarro García

@matias_navarrog

Futbolísticamente, River está en coma, en un estado crítico: juega mal hace mucho tiempo, los refuerzos no se acoplan, el equipo no responde y, para colmo, no consigue ni una victoria que le brinde al plantel un poco de aire para trabajar con tranquilidad en la semana.

El problema no es solamente cuando la pelota comienza a rodar. Está claro que la defensa es vulnerable, que los laterales no atacan con claridad y prácticamente no defienden, que Ponzio está bajo, que Enzo Pérez es irreconocible (y el entrenador ayuda mucho a su nivel actual), que Scocco y Pratto están desconectados del resto del equipo y que los responsables de hacer la unión vienen siendo baja, uno por lesión (Pity Martínez) y otro por acondicionamiento físico (Juanfer Quintero).

Sin embargo, el tema va más allá y tiene que ver con algo que difícilmente el hincha entienda cuando está en el Monumental esperanzado de que, de una vez por todas, el equipo arranque: el problema es mental.

“Necesitamos recuperar esa solidez que siempre tuvieron mis equipos. El juego vendrá después, pero sin esa actitud no somos nada”, reconoció Gallardo después de rescatar un milagroso punto en Brasil, contra un Flamengo que es medio pelo.

El Muñeco tiene claro el foco del conflicto, pero evidentemente todavía no encontró las soluciones: probó a todos los jugadores del plantel y hasta les improvisó posiciones, buscando una reacción que todavía no llega.

A día de hoy, varios son titulares más por recorrido que por presente (Maidana, cuando puede, Ponzio, Pratto, Scocco, Pity Martínez, Martínez Quarta), mientras el resto se pelea por hacer lo posible para salir del once inicial.

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El único seguro, por nivel y por falta de responsabilidad en la mala racha, es Armani. Hoy ya nadie se atreve a discutir el arco que, por primera vez, está bien custodiado desde que se fue Barovero. Hay unanimidad en el concepto de que, cuando le llegan, responde y que, mayoritariamente, le ha tocado responder a situaciones complicadas en un equipo que no lo acompaña.

Es una seguridad, sí, pero parece muy poco a menos de 10 días de un partido crucial contra Boca. Gallardo sabe que su crédito depende de esos 90 minutos y lo dejó en claro después de empatar contra Chacarita: “Necesitamos un partido que nos permita salir de esto y esperemos que sea la Supercopa”.

Hasta acá, siempre supo responder y muñequear en los momentos complicados y sus equipos han plantado batalla en cada encuentro crucial durante su ciclo. Claro, el tiempo pasa, los multicampeones se fueron y los que llegaron para reemplazarlos jamás han estado a la altura.

Será hora de ver, por primera vez, la gestión del grupo de Gallardo para afrontar el partido que definirá el futuro del semestre. ¿Será otra noche de gloria o se sumará a la lista de decepciones a la que nos hemos acostumbrado?