Un dolor de cabeza
Las caras decían todo en el Bajo Flores. De un lado el shock total por el golpe recibido y en el otro costado la felicidad absoluta, tras el cabezazo de Walter Zunino. Esas postales resumen la conmoción que generó la victoria del equipo que dirige Fernando Quiroz, ante una versión muy desdibujada de River. Los errores de Carlos Sánchez en los pases y el exceso de tenencia de Martín Aguirre fueron constantes, dejando en claro que iba a ser una tarde negra.
El primer baldazo de agua fría llegó a los 21 minutos del primer tiempo, cuando Iván Furios cabeceó de pique, tras el tiro de esquina ejecutado desde la izquierda por Ignacio Malcorra. Sin embargo, no fue una jugada aislada porque los volantes visitantes se prepararon para anticiparse a la circulación de River, que contribuyó con varias falencias insólitas.
Y como si fuera poco, el retroceso no fue ordenado ni veloz. Cristian Ledesma no tuvo despliegue y dejó una sensación de lentitud absoluta, mientras que los marcadores centrales sufrieron con la movilidad de Matías Gigli y Mauricio Carrasco. Además, Aldosivi abría la cancha de manera sistemática cuando recuperaba la pelota, saliendo con mucha decisión y rapidez para tomar a contrapierna a los mediocampistas locales. Esa fórmula provocó inquietudes durante todo el primer tiempo.
De todas formas, el ingreso de Alejandro Domínguez por Ledesma cambió el panorama en el complemento. River manejó los tiempos y la pelota, aprovechando que el penal que Furios le cometió al Chori y Cavenaghi cambió por gol. El conjunto de Mar del Plata quedó acorralado, pero con solidez y concentración para contrarrestar los avances y envíos aéreos. El Torito y Andrés Ríos -grave demora en la chance que desperdició en la etapa inicial- buscaron por todo el frente de ataque, pero Sánchez falló demasiado y hubo algunas desinteligencias preocupantes.
En ese contexto, las esperanzas de Aldosivi se limitaban a un contragolpe u otra pelota parada. Y justamente por esta última vía llegó un nuevo dolor de cabeza, cuando Malcorra (hizo las Divisiones Inferiores en River) volvió a emplear la zurda y Zunino se anticipó a todos para provocar el delirio de los 2.500 hinchas visitantes. Tan sólo quedaban seis minutos para que se cumpliera el tiempo reglamentario y el reloj en contra se sumó a las imprecisiones del Millonario para armar un cóctel vertiginoso. De esa manera, el conjunto que dirige Matías Almeyda perdió el invicto y la punta del campeonato.
Por Germán Balcarce