(INCLUYE GALERÍA DE IMÁGENES) Con un gol agónico de Andrada, River le ganó 1-0 a Rosario Central. El nivel del equipo aún está lejos de lo pretendido por Ramón.
No arranca, pero gana. Le cuesta una enormidad generar juego, pero sumó de a tres. Y eso vale para sumar confianza pensando en lo que viene. Pero que pobre fue lo de River ante Rosario Central.
Luego de la derrota con Gimnasia, River necesitaba levantarse. Lo hizo desde el resultado, no desde el juego. La novedad de Fabbro como enganche no resultó. Y, casualmente, el que serenó a River en el momento más caliente fue Ledesma, quien le había dejado su lugar al ex Cerro Porteño. El Lobo, en 20 minutos, dio una clase de fútbol para llenarlo de paz un equipo apurado, sin sorpresa.
Ramón siempre fue en contra del viejo dicho que afirma que un equipo se arma de atrás para adelante. El quiere primero juntar voracidad arriba y luego darle orden. River no tiene esa cara aún. Fue alarmante lo que le costó generar juego.
En el primer tiempo, con el activo Lanzini, tuvo un poco de peligro. El 10, buscando juntar gente y también intentando llegar vacío por adentro, algo que le pide Ramón con insistencia para que se sume a Simeone en el área, tuvo las chances más “claras”. Y se usan las comillas porque hubo un tirito y un cabezazo defectuoso que apenas hicieron mover a Caranta.
Central no se animó a ganarlo. Barovero salvó tras un remate de Encina. Antes, Lagos había metido un buscapie que nadie llegó a conectar. River estaba para ser boleta. No encontraba los caminos. Los volantes por afuera, sobre todo por la izquierda, se chocaban. Vangioni y Ferreyra juegan de lo mismo. Son naturalmente volantes y aún, hasta que aceiten movimientos, no se potencian.
Con poco peso arriba, Ramón tiró a la cancha a Andrada. Aunque el DT no tocó el fondo. Mandó a Lanzini a volantear, solo le puso una compañía a Simeone y una referencia más al fondo Canalla, muy cómodo durante 70 minutos. Al toque entró Ledesma por Mercado, aunque el Lobo no formó un doble 5 sino que Ponzio fue al lateral. Cambios raros, pero muy productivos.
Andrada metió el gol del triunfo, quizás por una de las pocas vías que River podía: la pelota parada. Y Ledesma manejó los hilos. Con eso alcanzó. Nada más.
IMÁGENES: Nicolás Aboaf
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