Con 20 años, Augusto Batalla se aferra a la responsabilidad de hacerse cargo del arco de River y reflexiona acerca de los errores que lo hicieron crecer, confiesa por qué no se fue al Real Madrid y le agradece al hincha por el respaldo que recibió: “Les voy a estar eternamente agradecido”.
El arco más grande del mundo, como alguna vez lo llamó Amadeo Carrizo, hoy es responsabilidad de un juvenil de 20 años que toma el desafío con la templanza de un veterano. Augusto Batalla se encamina a cumplir su primer año como titular. Después de la partida de Marcelo Barovero, el pibe que alguna vez le dijo que no al Real Madrid comenzó su camino en la primera de River y, pese a los errores que lo marcaron, se muestra con una confianza poco habitual en alguien de su edad, pero sustentada en el grupo que lo acompaña.
“La noche de la final en Córdoba (la final de la Copa Argentina ante Central) miré al cielo porque no me salía una. Me sentía así. Pero por suerte trabajo con un grupo de personas excelente y siempre tratamos de responder por el compañero, en las buenas y en las malas. Somos muy unidos y eso hace que todos los días sean muy positivos para trabajar en la unión del grupo. Me ayudó eso”, confesó en una entrevista concedida a La Nación.
La jugada más significativa y más reprochada desde que está en la primera del Millonario fue, sin dudas, la del superclásico perdido ante Boca, en el Monumental, cuando un mano a mano con Carlos Tévez terminó en gol del delantero y dio inicio a una tarde para el olvido. Acerca de esa jugada, el arquero asegura que haber salido de una forma más agresiva no hubiera sido la solución: “A mí me criaron de una manera, con valores y códigos, y jamás iría a lastimar a un colega. No me parece correcto ni justo ir con vehemencia desmedida porque todos trabajamos igual. Obviamente me dolió por mi equipo, porque soy arquero y porque soy hincha de River”, señaló.
“Que me haga un gol Boca ahora, lo sufro tres veces más que cuando tenía cinco años. Pero entendí que me había equivocado, que los errores son normales, y que tenía que reponerme y mantener la templanza para trabajar y suplirlos”, añadió.
Además, recordó el momento en que el Real Madrid vino con todo para llevárselo y explicó por qué decidió quedarse: “Siento que tomé la decisión correcta. Estoy muy orgulloso del lugar en el que estoy. Lógicamente el día en que me lo ofrecieron tenía dudas porque era una oportunidad muy grande en cuanto a lo socioeconómico y cultural. Era un gran cambio en mi vida, siendo muy joven. Tuve charlas con Marcelo (Gallardo) y Alberto Montes (entrenador de arqueros), que son las personas que me guían día a día y me ayudaron a decidir. Estoy más que seguro que lo mejor fue quedarme”.
En cuanto a las críticas recibidas a fines del año pasado, el nacido en Hurlingam se mostró muy mentalizado del ambiente en el que se encuentra y las tomó con naturalidad: “Uno tiene que saber que está expuesto a las críticas. El fútbol es el deporte más popular y hay gente que no entiende mucho y opina igual. Pero no hay que enojarse, sino respetar. A uno le duele el error y lo importante es corregirlo, nada más”.
La relación con los hinchas, quienes convivieron con los errores tanto como él, va creciendo, y no se olvidó de reconocer el apoyo que recibió: “Voy a estar eternamente agradecido a los hinchas. En los momentos más difíciles supieron responder por mí. Es una cuestión de respeto mutuo, más que nada cuando la gente ve que el jugador se esfuerza y juega por la camiseta. Ellos saben que compartimos el mismo sentimiento”, finalizó.
Es difícil no ser protagonista por lo positivo, pero tomé esos errores para mejorar. Me quedó claro que nada es fácil y no es todo color de rosa
El arco más grande del mundo, como alguna vez lo llamó Amadeo Carrizo, hoy es responsabilidad de un juvenil de 20 años que toma el desafío con la templanza de un veterano. Augusto Batalla se encamina a cumplir su primer año como titular. Después de la partida de Marcelo Barovero, el pibe que alguna vez le dijo que no al Real Madrid comenzó su camino en la primera de River y, pese a los errores que lo marcaron, se muestra con una confianza poco habitual en alguien de su edad, pero sustentada en el grupo que lo acompaña.
“La noche de la final en Córdoba (la final de la Copa Argentina ante Central) miré al cielo porque no me salía una. Me sentía así. Pero por suerte trabajo con un grupo de personas excelente y siempre tratamos de responder por el compañero, en las buenas y en las malas. Somos muy unidos y eso hace que todos los días sean muy positivos para trabajar en la unión del grupo. Me ayudó eso”, confesó en una entrevista concedida a La Nación.
La jugada más significativa y más reprochada desde que está en la primera del Millonario fue, sin dudas, la del superclásico perdido ante Boca, en el Monumental, cuando un mano a mano con Carlos Tévez terminó en gol del delantero y dio inicio a una tarde para el olvido. Acerca de esa jugada, el arquero asegura que haber salido de una forma más agresiva no hubiera sido la solución: “A mí me criaron de una manera, con valores y códigos, y jamás iría a lastimar a un colega. No me parece correcto ni justo ir con vehemencia desmedida porque todos trabajamos igual. Obviamente me dolió por mi equipo, porque soy arquero y porque soy hincha de River”, señaló.
“Que me haga un gol Boca ahora, lo sufro tres veces más que cuando tenía cinco años. Pero entendí que me había equivocado, que los errores son normales, y que tenía que reponerme y mantener la templanza para trabajar y suplirlos”, añadió.
Además, recordó el momento en que el Real Madrid vino con todo para llevárselo y explicó por qué decidió quedarse: “Siento que tomé la decisión correcta. Estoy muy orgulloso del lugar en el que estoy. Lógicamente el día en que me lo ofrecieron tenía dudas porque era una oportunidad muy grande en cuanto a lo socioeconómico y cultural. Era un gran cambio en mi vida, siendo muy joven. Tuve charlas con Marcelo (Gallardo) y Alberto Montes (entrenador de arqueros), que son las personas que me guían día a día y me ayudaron a decidir. Estoy más que seguro que lo mejor fue quedarme”.
En cuanto a las críticas recibidas a fines del año pasado, el nacido en Hurlingam se mostró muy mentalizado del ambiente en el que se encuentra y las tomó con naturalidad: “Uno tiene que saber que está expuesto a las críticas. El fútbol es el deporte más popular y hay gente que no entiende mucho y opina igual. Pero no hay que enojarse, sino respetar. A uno le duele el error y lo importante es corregirlo, nada más”.
La relación con los hinchas, quienes convivieron con los errores tanto como él, va creciendo, y no se olvidó de reconocer el apoyo que recibió: “Voy a estar eternamente agradecido a los hinchas. En los momentos más difíciles supieron responder por mí. Es una cuestión de respeto mutuo, más que nada cuando la gente ve que el jugador se esfuerza y juega por la camiseta. Ellos saben que compartimos el mismo sentimiento”, finalizó.
Es difícil no ser protagonista por lo positivo, pero tomé esos errores para mejorar. Me quedó claro que nada es fácil y no es todo color de rosa