Teo hace todo. Ahí está el error. Busca por adentro, por afuera, retrocede, asiste, corre… Sin embargo, los goles no llegan por su cuenta ni por la de sus compañeros. Por eso, fracasa. Por eso, pide.
Se habla tanto de la falta de gol que todo el peso recae en los nombres propios, en los jugadores. Y ellos, desde adentro de la cancha, hablan. Por más que Ramón lo quiera de referencia de área, Teo se siente incómodo e improductivo en ese lugar. Y, en tren de comparaciones, salió airoso cuando se le consultó sobre la diferencia de rendimiento de cara al gol entre su performance en Racing y la que está evidenciando en River. “Allí era distinto ya que la pelota me llegaba con más facilidad”, confesó.
Amplió: “Quiero a un 9 que me acompañe y que el 10 la traiga más”, reclamó. No es que el cafetero haya pedido refuerzos, sino que considera que son sus compañeros quienes pueden ayudarlo a meterla. La realidad es que el único 9 que hay hoy es Simeone. Y de 10, Fabbro o Lanzini, cada uno con sus características, son los que pueden habilitarlo cerca del arco rival.
Además, lejos de desestimar la importancia del entrenador en el armado del equipo, destacó: “Ramón es el que manda y todos nos ponemos bajo sus órdenes. Un equipo es como una orquesta. Cuando todos saben lo que tienen que hacer, la orquesta suena mejor y él quiere que eso suceda”.
Además, se mostró confiado de cara al futuro. “La presión la genera y la elimina uno mismo. Por eso, hay que tener confianza. Yo me siento bien, ayer me sentía muy bien, por eso pedía siempre la pelota. Nos está faltando afinar la puntería ,pero trabajamos duro en ello. Los más grandes debemos llevar adelante esto y sacar la categoría que tenemos todos”, cerró.