Allá por el 2018 se vivió un suceso histórico: los dos equipos más importantes del fútbol argentino se cruzaron en la final de la Copa Libertadores y uno solo pasaría a la eternidad: nosotros.

Para los hinchas de River hoy no es un día más en el calendario, ni lo será jamás después de lo que ocurrió en el 2018. Hace tres años el Más Grande ratificó este mote y se quedó con la final más soñada e importante de la historia del fútbol. Un mano a mano por la Copa Libertadores ante Boca.

Cada año se recuerda igual y cuando esto ocurre es porque lo que se conmemora quedó realmente en la historia grande. Desde el Monumental, pasando por las filiales del norte del continente y llegando hasta la de Sydney en la otra punta del mundo, los hinchas hoy recuerdan la Copa Eterna.

Una final donde River tuvo varias cosas en contra. Hablando de lo estrictamente relacionado al fútbol, estuvo tres veces perdiendo la serie y recién en el minuto 199 de los 210 que se jugaron por el alargue, pasó al frente gracias a Quintero que, fuera del área, mandó un zurdazo al ángulo de la eternidad.

Pero sería injusto quedarse solo con el colombiano porque en estos años el Millonario demostró ser un equipo y no individualidades. En aquella serie se destacaron todos: Pratto siendo vital para igualar el marcador, Armani con una atajada extraordinaria en la ida para que el partido termine empatado, Nacho Fernández Palacios para que el mediocampo vuele en el Bernabéu, Pinola y Maidana para transformarse en una muralla, Casco Montiel para estar firmes en todos los aspectos.

También estuvo el fanatismo de Enzo Pérez para jugar como un hincha, entraron Zuculini Mayada para darle el oxígeno que el equipo necesitaba, jugó Álvarez con solo 18 años y hoy es el goleador del equipo; y un loco lindo, al que llamamos Pity que corrió acompañado por todas las almas riverplatenses para liquidar la final.

Pero faltan dos que van aparte: Leonardo Ponzio Marcelo Gallardo. El Capitán y el Líder. El futbolista y el técnico más ganador de la historia club. Los referentes de estos años, el León por volver en el peor momento de la historia y aportar siempre desde el lado en que le tocó. Y Napoleón, a quien solamente le podemos decir gracias, por devolvernos la memoria, las ganas de ir por más y la humildad que siempre nos caracterizó.

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Ya pasaron tres años, van a seguir pasando y el recuerdo será inmortal. Aquel 9 de diciembre de 2018, se enfrentaron los dos equipos más importantes del país. Solo uno consiguió la "Gloria Eterna" de la que habla el slogan y ese fue River.

Por Gonzalo Pontevedra (@gonzapontevedra)