Leandro Chichizola (4): dio la sensación de que tuvo responsabilidad en el gol de Iván Furios, mientras que no se le puede reprochar nada en el cabezazo de Walter Zunino. Casi le regala un gol a Matías Gigli cuando falló en una salida con los pies y, sobre el final, cometió otro error parecido.

Luciano Vella (6): con algunos desaciertos en defensa durante los primeros minutos, aunque compensó con algunos cierres y se mostró permanentemente como salida sobre la banda derecha. Esta vez no alcanzó su esfuerzo en las proyecciones, debido a que Carlos Sánchez tuvo una tarde bastante mala.

Alexis Ferrero (5): quedó pagando varias veces, pero también fue clave cuando evitó que Mauricio Carrasco ampliara la diferencia, tras un centro por bajo de Gigli. El defensor casi marca su primer gol en River, aunque Pablo Campodónico impidió que el cabezazo terminara en festejo.

Jonatan Maidana (5): al igual que su compañero en la zaga central, sufrió algunos desacoples cuando lo encararon, pero se repuso y hasta se animó a marcar lejos del área para que Aldosivi no lastimara tanto cuando recuperaba el balón. De hecho, impidióqúe Gigli quedara mano a mano con Chichizola en una acción.

Carlos Arano (6,5): aunque muchos no lo crean, fue uno de los jugadores más parejos de River. Seguro en los cara a cara, prolijo en la salida desde el fondo y con bastante criterio para subir en los momentos indicados. Un pase perfecto para Sánchez, un centro preciso para Martín Aguirre y presencia constante en la ofensiva fueron sus armas.

Carlos Sánchez (3): totalmente desconocido. Falló demasiado, incluso con algunas entregas muy sencillas. Estuvo errático con la pelota en los pies, no apuntó bien en los centros y hasta le costó en la recepción. Como si fuera poco, terminó jugando en la contención de manera solitaria, una función que está lejos de su naturaleza.

Cristian Ledesma (4): a la hora de marcar y recuperar la pelota, no supo complementarse con Aguirre. A pesar de que no anduvo mal con la pelota en los pies, dio ventajas enormes en materia de velocidad y retroceso, dejando en claro que le costará mucho volver a tener otra posibilidad en el corto plazo.

Martín Aguirre (4): por momentos, se excedió en la tenencia de la pelota y, en consecuencia, la perdió fácilmente. Jugó demasiado atrás en el primer tiempo, mientras que en el complemento mejoró su nivel. De todas formas, fue reemplazado.

Lucas Ocampos (5,5): insinuó más de lo que pudo concretar, pero al menos mostró la personalidad y la garra que lo caracterizan para participar de la recuperación y luchar por cada pelota. Además, remató en dos oportunidades, aunque sin puntería.

Fernando Cavenaghi (6,5): volvió a jugar lejos del área rival, tal como había ocurrido en el empate 0-0 ante Instituto. Sin embargo, marcó el 1-1 transitorio desde los 12 pasos y se movió por todo el frente de ataque, buscando huecos permanentemente.

Andrés Ríos (5,5): más allá de que desperdició una chance inmejorable -se demoró en exceso- para abrir la cuenta en el Bajo Flores, exigió permanentemente. Inteligente para jugar de espaldas. Clave en la jugada que derivó en el penal sobre Alejandro Domínguez, pese a que la falta no fue adentro del área.

Los que ingresaron

Alejandro Domínguez (5,5): entró de manera muy acertada, como enganche, moviéndose por distintos sectores del campo. Simple durante los primeros minutos y con el papel destacado de que Furios le cometió la falta que Pablo Díaz sancionó como penal. Después, el Chori recibió una patada fuerte y tuvo altibajos, sin peso en ataque.

César González (5): no jugó mal, pero tampoco fue trascendente durante la media hora que tuvo. Prolijo con la pelota en los pies y con un cambio de ritmo, aunque sin resolución punzante en los metros finales.

El técnico

Matías Almeyda (4): falló en la elección de Ledesma como uno de los volantes centrales y, como si fuera poco, no incluyó a Nicolás Domingo para compensarlo. Es cierto que Domínguez era un ingreso cantado, pero tal vez no era la variante indicada. Acumuló jugadores desequilibrantes, pero no le alcanzó para torcer el rumbo.

Por Germán Balcarce