La apuesta fue audaz en los papeles y pobre en el accionar. Es que Alejandro Domínguez, Fernando Cavenaghi y Gabriel Funes Mori no pudieron asociarse y ni siquiera lograron marcar la diferencia de manera individual. Tampoco hubo una tarea eficaz de Carlos Sánchez y Luciano Vella sobre la banda derecha para romper la estructura sólida que presentó el local, con un 4-4-2 bastante ordenado.

El empate fue absolutamente justo porque los tres puntos eran demasiado premio si uno de los dos hubiera ganado. ¿Las chances de River? Funes Mori contó con un par de chances claras (un remate a colocar, apenas desviado, y uno que rebotó en un defensor rival), mientras que del otro lado Jorge Pereyra Díaz tuvo una oportunidad doble, en la que Leandro Chichizola y Jonatan Maidana evitaron la ventaja de Ferro.

Los cambios de Matías Almeyda llegaron tarde e increíblemente fueron en reemplazo de los tres exponentes ofensivos, una decisión llamativa desde el punto de vista desequilibrante, sobre todo porque Daniel Villalva y Gustavo Bou no brindan garantías mínimas, en tanto que el ingreso de Martín Aguirre hubiera sido más productivo minutos antes.

¿Ferro? Fue práctico en el medio, tanto para jugar como para cerrarle los caminos a River, con una tarea destacada de Julio Buffarini sobre el costado derecho. Sin embargo, careció de peso en los últimos metros y simplificó la tarea para la defensa millonaria. En ese contexto, la ausencia ofensiva de uno (el equipo de Mario Gómez) y las ideas en vano del otro (el conjunto de Núñez), no pudieron sacarse ventajas y el 0-0 fue lo más justo en el Bajo Flores.

Por Germán Balcarce