Por Tomás Kunz (@TomasKunz_)

River tiene una de las mejores (por no decir la mejor) inferiores de Sudamérica y el mundo. En los últimos años sacó cracks mundiales como Julián Álvarez, Enzo Fernández, Germán Pezzella, Exequiel Palacios, Guido Rodríguez, Gonzalo Montiel, campeones del mundo con Argentina en Qatar 2022, y muchas otras figuras que la rompen en sus equipos y son considerados por Lionel Scaloni. Pero lamentablemente no siempre llegan a afianzarse en la Primera de River o a dar el salto a Europa o Brasil, otra de las mejores ligas del mundo. Y ese es el caso de un mediocampista ofensivo que solamente jugó un partido con el Manto Sagrado, pero ante la no consideración de Marcelo Gallardo en su momento debió buscar otro rumbo.

Se trata de Hernán López Muñoz, sobrino nieto del mismísimo Diego Armando Maradona. López Muñoz surgió de las inferiores del Más Grande pero, ante la gran variedad de figuras en la Primera del club, solamente pudo disputar un encuentro oficial donde allí marcó un gol en la derrota por 3-2 ante Tigre en 2019. En la segunda mitad del 2019 y todo el 2020, el futbolista de 22 años estuvo en la Reserva del Millonario hasta que en 2021 Central Córdoba, uno de los equipos recientemente ascendidos, lo buscó con un préstamo de dos años hasta finales de 2022.

Pero su contrato con el conjunto santiagueño no continuó y Godoy Cruz aprovechó la situación para contratarlo, también en un préstamo pero hasta finales de 2023. Según informó el periodista Germán Balcarce en D Sports Radio, el Tomba hará uso de la opción de compra por el 50% del pase del mediocampista ofensivo. La transferencia se haría en un monto de 1 millón de dólares y finalizará inmediatamente con el préstamo que tiene hasta el 31 de diciembre de este año.

Los números de Hernán López Muñoz en Godoy Cruz:

  • 18 partidos jugados (17 de titular)
  • 2 goles
  • 4 asistencias
  • Promedio de 1.7 remates al arco por partido
  • Promedio de 49.2 toques de balón por partido
López Muñoz: de galera y bastón - La Página Bodeguera
López Muñoz: de galera y bastón - La Página Bodeguera