Sin rumbo futbolístico
El rendimiento fue preocupante. Más allá de que el rival realizó un planteo inteligente y ejerció presión en todos los sectores del campo, La Banda jamás logró exprimir el juego por los costados y fue imprecisa en la distribución. Carlos Sánchez no pudo marcar la diferencia y todo se resumió a los intentos aislados de Martín Aguirre, Alejandro Domínguez y Fernando Cavenaghi, quien estuvo a punto de hacer un gol por tercera vez consecutiva.
Los cuatro mediocampistas de Merlo llevaron a cabo una tarea sincronizada y eficiente para que sus pares de River no pudieran imponer sus condiciones individuales y colectivas. El Chori volvió a jugar lejos del arco rival y Cavenaghi volvió a ingeniárselas por sí mismo para rematar. Lucas Ocampos impuso su calidad sobre la banda izquierda, pero careció de socios y, en consecuencia, los avances no prosperaron.
Sin embargo, River volvió a pecar con su capricho de que salida siempre fuera limpia, un objetivo que a esta altura es conocido por todos, simplificándole la tarea a los rivales, quienes saben que deben apretar a Agustín Alayes, Jonatan Maidana y Juan Manuel Díaz para que se vean obligados a cometer un error, dividir la pelota o apelar al pelotazo. Además, los los volantes tampoco se ofrecen como opción de pase y el equipo de Núñez termina atentando contra sí mismo.
Aunque no posee grandes figuras y la mayoría conoce lo que es jugar en Primera División, Merlo salió a jugar de igual a igual frente a River, que cada vez es más inofensivo, lleva tres empates al hilo y no encuentra respuestas futbolísticas para imponerse, tanto en el desarrollo de los partidos como en el resultados. Está sin rumbo y debe hallar la brújula inmediatamente para que su paso en la B Nacional no sea más prolongado que lo esperado...
Foto: Telam
Por Germán Balcarce