Se lo empató solo

Los errores cuestan caro. Durante la mayoría del partido, River fue superior a su rival, sin dudas. Sin embargo, no supo liquidar el encuentro ni hacer valer el hombre de más que tuvo durante buena parte del segundo tiempo, incluso con la tranquilidad de estar arriba en el marcador.

En la primera etapa, el equipo demostró que era el único interesado en jugar. Fue el que propuso, el que creó las jugadas más claras, pero falló en la definición. Con un Trezeguet que hace todo bien, pero que no es asistido como corresponde. ¿De qué sirve tener a un jugador superlativo, casi perfecto, si no se lo aprovecha y abastece como corresponde? Esa parece ser la pregunta.

En el complemento las cosas tampoco cambiaron. River fue el dueño de la pelota y siguió teniendo las chances más claras. A los 15 minutos, un penal a Cavenaghi, tras una exquisita jugada de Cirigliano (pisada incluida), ponía justicia: gol del Chori Domínguez. Al toque, Briones se fue expulsado y el camino parecía allanado para el Millo.

Pero con el resultado a favor y con un hombre de más, River se complicó solo. A pocos minutos del final, una desinteligencia en la defensa y una mala salida de Vega le dieron la chance a Aldosivi de empatar el encuentro. ¿Injusto? Puede ser, pero River tuvo todo para salir victorioso y no lo aprovechó. Le falta mucho para ser un equipo sólido.

El empate fue un trago amargo. Las excusas de Domínguez al final del partido no ayudan en nada. El equipo logró ser superior, aún en un campo de juego que no estaba en sus mejores condiciones.

River tuvo todo para ganarlo, pero los egoísmos y las desinteligencias cuestan caro y mañana Central nos puede igualar. El buen rendimiento ante Instituto parece haber quedado en el olvido. Hoy nuevamente el equipo demostró que sigue siendo un mar de dudas.

Por Antonella Valderrey

Imagen: Olé