Lejos de tener una de sus mejores noches, el equipo de Gallardo le ganó 1-0 a Emelec en Ecuador y se llevó una victoria que lo acomoda en la Copa Libertadores.

Será difícil entender el partido que hizo River en Ecuador contra un rival muy inferior como Emelec: con un nivel de juego muy flojo, el equipo de Gallardo rescató el triunfo gracias al solitario gol de Pinola, en una noche donde se pudo haber sacado una diferencia muy mayor por el nivel del equipo que estaba enfrente.

Desde el comienzo se notó que la humedad y el calor influyó en el físico de los futbolistas, quienes de todas formas dominaron el campo y tenían la pelota en su poder, contra un conjunto ecuatoriano que jugó totalmente partido y descompensado, algo que River nunca pudo aprovechar.

En parte, gran parte de la falla del Millonario estuvo en los pies de Nacho Fernández, quien se convirtió en el conductor del equipo pero en quien primó la imprecisión que no le permitió al equipo inaugurar antes el marcador.

Recién sobre el cierre del primer tiempo apareció Javier Pinola para convertir, de cabeza, el 1-0 que, a la larga, sería definitivo.

Los últimos 45 minutos fueron inentendibles: en vez de aprovechar los espacios que dejaba el local con contragolpes basados en futbolistas rápidos y pases profundos (como podría haber aportado Juanfer Quintero), River prefirió refugiarse cada vez más cerca de Armani, otra vez el héroe con tres atajadas monumentales, siendo la más importante un mano a mano en la última jugada del partido que podría haber derrumbado las intenciones del Millonario.

Con los tres puntos rasguñados de Guayaquil, River se acomodó en el grupo y quedó líder junto a Flamengo, a quien recién volverá a enfrentar en la última fecha. Ahora, a pensar en la Superliga y en visitar a Sarandí contra un descendido Arsenal y luego enfocarse en recibir a este mismo rival, en el partido que puede comenzar a sellar la clasificación a octavos de la Copa Libertadores.