Calor y color en proporciones similares. Delirio de punta a punta y hasta de tribuna a tribuna, teniendo en cuenta que el sentimiento por la banda roja se impuso a los corazones divididos por aquellos simpatizantes de ambos equipos. Así fue la tarde para la gente del Millonario en el Estadio Raúl Conti, donde quedó en claro que River fue local otra vez, tal como lo hicieron saber a los 38 minutos del primer tiempo desde la tribuna ubicada sobre la calle Moreno.

Con más de 40 banderas colgadas en los alambrados, varias de palo y un cotillón amplio (desde globos rojos y blancos hasta serpentinas, pasando por los papelitos y algunas bengalas de humo), la cabecera del conjunto de Núñez fue delirio y carnaval. Tan sólo 15 escalones alcanzaron para que centenares y centenares de almas siguieran a los dirigidos por Matías Almeyda, quien fue ovacionado al igual que Fernando Cavenaghi y Alejandro Domínguez.

En cuanto al repertorio de canciones, fue bastante nutrido, con los hits actuales, la mención para el rival de siempre ("el que no salta es un bostero") y un viejo clásico: "Vamos, campeón, vamo' a ganar / Donde jugues vamos a estar". También hubo algunas gastadas hacia la infraestructura del local mediante "es una cancha de metegol". Cada festejo de gol tuvo una acústica especial, debido a que era mínima la distancia entre el alambrado y el campo.

El aliento fue constante y muchos pudieron darse el gusto de ver a River por primera vez en su vida, ya que llegaron fanáticos desde Río Gallegos, Esquel, Bariloche, Comodoro Rivadavia, Trelew, Rawson y diversos puntos de Río Negro y la Patagonia para sumarse a todos aquellos que dieron el presente en representación de Puerto Madryn. Además, hubo algunos grupos provenientes de Buenos Aires y alrededores, con las banderas habituales.

Y como si fuera poco, en la platea se mezclaron sin problemas los hinchas de unos y otros, portando camisetas y distintivos de todo tipo. Los millonarios gritaron los goles con euforia, mientras los simpatizantes de Guillermo Brown tenían una variedad notable: estaban los que le hacían sentir el peso a River con insultos y burlas -incluso recibieron al micro con plumas y maíz-, y los que sentían admiración por ver desde cerca a figuras como el Torito y el Chori.

Tal vez la única mancha de la jornada histórica para Madryn fue el enfrentamiento con objetos contundentes entre los hinchas de River que ocuparon una pequeña tribuna lateral y la barra denominada "La Banda del Sandía". En consecuencia, la Policía dispersó con balas de goma y hubo corridas, pero el asunto no pasó a mayores, entonces no empañó la fiesta millonaria que sirvió para demostrar que la banda roja es local en todas partes.

Por Germán Balcarce

Imagen: Wally