Antes de irse de vacaciones, Matías Almeyda fue contundente con sus pedidos. Para reforzar la defensa, más allá de insistir con los laterales (Gabriel Mercado está a un paso y Nicolás Tagliafico interesa), el Pelado fue claro: "Quiero a Lugano", le dijo a Passarella. Y River empezó a negociar, aunque el asunto está difícil.

En los primeros contactos, encabezados por el vice Diego Turnes, se comprobó que la gran contra es el contrato oneroso que habría que pagarle al zaguero. Suplente en el PSG, donde gana una fortuna, hoy no estaría dispuesto a bajar sus pretensiones. "Es imposible", tiró desde Uruguay Juan Figer, representante de Lugano.

La idea de los dirigentes Millonarios era ver al rubio el sábado, pero éste no estuvo en la cancha de Platense en el partido de la Fundación PUPI. Las negociaciones continuarán, pero entienden que el panorama es complejo. Y que darle el gusto al Pelado es hoy una utopía.

Almeyda dejó otros apellidos como alternativas de su preferido. Si finalmente se cae lo de Lugano, ahí se comenzará a negociar por esas alternativas.