La gente de River hizo historia

El sábado 16 de agosto de 2011 quedará grabado en la historia del fútbol argentino porque en cierta forma quedó derogada la prohibición para que los hinchas visitantes vayan a la cancha en el Ascenso. Fue exitosa la idea de Daniel Vila, presidente de Independiente Rivadavia: la cabecera destinada a "los no hinchas" de su club dio resultados positivos.

No sólo porque todo se desarrolló en un clima de paz, sino también porque a partir de su determinación se debatirá la posibilidad de que en la B Nacional regrese el público visitante, aunque lo más justo sería que se haga extensivo al resto de las categorías afiliadas a la AFA. Lo cierto es que en la popular Norte no hubo demasiadas precauciones para ocultar los sentimientos hacia River, sino que todo lo contrario.

"Soooy de River" fue el hit de la noche mendocina, pero también hubo lugar para otras canciones. "Para ser campeón, hoy hay que ganar" y el famoso "somos locales otra vez", con adhesión en el sector general y tanto en un costado de la platea techada como en otro de la descubierta. Incluso algunos fanáticos se sacaron las camperas para exhibir orgullosamente sus camisetas, en tanto que varias banderas pequeñas flamearon en la Norte.

Y, como si fuera poco, los papelitos y bengalas de humo le dieron un color extra a la tribuna de River, pero uno de los hechos más destacados se produjo a los 23 minutos del primer tiempo, cuando la barra ingresó, aunque sin bombos ni redoblantes. A partir de ese momento, el aliento fue más constante, con un amplio repertorio, repasando estrofas contra el rival de toda la vida e incluso el local.

¿Más? "No importa en qué cancha juguemos, al Millonario lo sigo adonde va..." y "no tengas miedo, podés cantar", fueron otras de las melodías. Los globos rojos y blancos también sirvieron para decorar la tribuna, donde se generó una cohesión cuando entró Cristian Fabbiani para Independiente Rivadavia. "Gordo, pu... / Gordo, pu...", lo saludaron.

Sin embargo, lo principal fue el respaldo hacia el equipo de Matías Almeyda, por eso el triunfo trajo una felicidad enorme y el festejo final, antes de abandonar el Mundialista, al grito de "River, River, River / River, corazón, ésta es tu hinchada que te quiere ver campeón". En consecuencia, la gente millonaria hizo historia, porque a través de la pasión bien entendida y el amor genuino derribó una medida injusta y arbitraria, con más de 12.000 fanáticos en la cancha.

 Por Germán Balcarce