Jugó mal, pero ganó bien

Esta vez, no dejó pasar la chance. Luego del empate ante Gimnasia, el Millo necesitaba volver a sumar de a tres, para seguir bien arriba en la tabla de posiciones y para tranquilizar a los hinchas que comenzaban a impacientarse por los malos rendimientos y algunas flojas actuaciones.
Y aunque se logró revertir el camino y volver a la senda de la victoria, lo que no cambió es el funcionamiento. Es que el equipo volvió a mostrar un flojo nivel, sobre todo en la primera etapa. Sin lucidez ofensiva y con la complicación habitual para abrir los partidos, el Millo solo pudo despertarse sobre el final.
Las modificaciones le dieron un aire diferente a River, la solución llegó desde el banco. Porque aunque Aguirre, quien fue pedido por la gente, demostró actitud y Gabriel Funes Mori cumplió, la verdadera sensación fue que el más beneficiado fue David Trezeguet.
El delantero cambió desde la salida de Fernando Cavenaghi y Alejandro Domínguez, y no por caer en la supuesta mala relación que existe entre ellos, simplemente se notó. David se mostró más suelto, sus movimientos cambiaron y con toda su jerarquía logró dibujar una goleada que durante el trámite del encuentro parecía una utopía.
Los últimos quince minutos fueron una fiesta, la misma que no se pudo disfrutar durante el resto del partido, y que se terminó de completar con un golazo de nivel, un remate de otra categoría que hizo que la gente pueda aplaudir como hace mucho tiempo no hacía. Una vez más, fue David el que le devolvió la sonrisa a los hinchas.
Por Antonella Valderrey