El semestre que se va estuvo marcado por el antes y el después del triunfo en la segunda final en la historia jugada ante el eterno rival. El rendimiento mejoró ostensiblemente después de la victoria en Mendoza y lo repasamos partido a partido.

El 2018 de River todavía no terminó, pero lo seguro es que el primer semestre estuvo marcado por el antes y el después que significó la victoria en la Supercopa Argentina ante Boca, en Mendoza. Es que antes del partido más esperado el rendimiento del equipo de Gallardo cambió radicalmente, y repasamos partido a partido por qué.

La reanudación de la Superliga encontró a River sorprendido por la derrota ante Huracán, que le dio al equipo de Marcelo Gallardo un duro golpe, cuando cayó en el Ducó con gol de Pussetto. Si bien el equipo se recuperó de la mejor manera de aquella derrota ante el Globo, con una noche soñada para Scocco, no hubo continuidad en el rendimiento y una nueva derrota ante Lanús (1-0), después de lo que había sido la eliminación de la Libertadores, dejaba al Millonario con el ánimo por el suelo y parecía no haber salida al mal momento.

Ante Godoy Cruz hubo una leve mejoría, que incluyó el primer (y esperado) gol de Pratto, así como el primer de Mora desde su vuelta, aunque la victoria se seguía escapando y el partido quedó marcado por polémicas que perjudicaron al Millonario. Fue 2-2 en el Monumental.

Ante Vélez se sufrió el último gran golpe (1-0 con gol de Robertone), después de eso, empezaría una leve mejoría que derivaría en el gran golpe dado en el partido que todos esperaban. Días después, en Brasil se vio el primer signo de que algo podía cambiar, con el empate agónico que le dio al equipo un poco de aire. Ante Chacarita (1-1) se vio un retroceso y las dudas empezaron a surgir otra vez: River no podía cerrar los partidos y lo pagaba caro.

En Paraná volvió la victoria (1-0) y el partido del semestre se acercaba. El gol en contra de Balboa le dio aire a un equipo que intentaba pero no concretaba.

Con goles del Pity Martínez y Nacho Scocco, River hizo un partido casi perfecto y plasmó en el resultado todo lo que no había podido mostrar en el semestre. Ese fue el punto de quiebre.

Días después, festejó la obtención de la Supercopa ganándole a Belgrano y no volvió a sufrir en la Superliga. Después de eso hubo victorias ante Defensa y Justicia (3-1), Racing (2-0), Central (2-0), Arsenal (3-0), Estudiantes (2-0), un empate ante Colón (0-0) cortó las chances de clasificar a la próxima Copa pero no opacó la levantada. El Millonario cerró el torneo local con un triunfo ante San Lorenzo (2-0) y se aseguro, al menos por la vía del torneo local, clasificar a la próxima Copa Sudamericana.

En la Libertadores el efecto Supercopa también se sintió. Pese a haber empatado 0-0 en el Monumental con Santa Fe, una semana después ganó en Ecuador, con gol de Pinola y repitió la victoria en casa con un golazo del Pity. Después de eso, con gol de Pratto, se metió en los octavos de esta edición ganando en Colombia y cerró el grupo como primero tras el empate 0-0 con Flamengo. Los resultados demostraron que lo anímico pesó y el equipo de Napoleón mutó después de ganarle a Boca. El efecto Supercopa le dio aire a River y ahora habrá que volver a encontrar un punto de partida para encarar de la mejor manera el semestre que viene, para coronar el año como todos los hinchas esperan.