Juan Fernando Quintero demostró, en pocos minutos, que es un jugador distinto para el fútbol argentino, pero todavía no se ha ganado la titularidad: ¿lo hará contra Boca?

Por Matías Navarro García

@matias_navarrog

Cuando la recibe y orienta su cuerpo ya se nota que es un jugador distinto. Por lo menos, diferente a sus compañeros. Y si, encima, mete uno de esos pases filtrados a los cuales ya nos vamos acostumbrando, ¡bingo! Lo único que le falta a Juan Fernando Quintero para ser titular indiscutido en este River es que los otros miembros del equipo lo entiendan, como hizo Auzqui en una jugada en el primer tiempo contra Patronato.

“Lo necesitamos más cerca del área, donde es influyente”, comentó Gallardo cuando le preguntaron, post Chacarita, sobre el colombiano. Y tiene razón el Muñeco: el 8 está acostumbrado a ser lanzador, más que armador, a recibir cerca del círculo central e ir asociándose a través del pase, como debe ser.

Ya lo hacía en Independiente de Medellín, donde si no podía en corto buscaba el pase largo con su precisión casi perfecta, y también lo hace en Nuñez, aunque todavía no terminó de conocerse con quienes lo rodean y muchas veces está demasiado solo para imponer su juego.

El problema, claro está, es que cuando se lo ubica tan adelante y el equipo no genera (como en el ST en Paraná), casi no toca el balón. Ese debería ser el rol de Enzo Pérez o de Nacho Fernández, el de conectar a la defensa con el ataque, pero el bajo nivel de ambos hace que River juegue todos los partidos como un equipo partido.

¿Cómo jugar contra Boca? El lugar clave es la espalda de Barrios, en el espacio que se genera entre el colombiano y los dos centrales, que pudo aprovechar Tigre, aunque sin peso en el área. Allí deberán combinarse, por primera vez, el Pity Martínez y Juanfer Quintero para, uno por dentro y otro por fuera, lograr ganarse esa zona y generar peligro.

Para eso, será crucial que esté fino el acompañante de Ponzio y, en este contexto de vacas flacas, Nacho Fernández sería el ideal: tiende a bajar y a arrancar las jugadas de derecha hacia el centro (muy parecido al colombiano) obligando a Quintero a estar más adelantado y a ser opción de recepción. También será crucial que, por una vez, Saracchi se muestre correctamente como opción y termine bien las jugadas (uno imagina al Pity Martínez en la derecha) y que Montiel se cierre, formando una línea de tres ante el peligro que genera Boca por las bandas.

Será un partido muy táctico y difícil, en el que River no deberá dejarse llevar por las emociones y por todas las dudas arbitrales que lo envuelven. No será simple, pero de eso dependerá el futuro de este 2018 que, hasta ahora, está siendo tétrico.