El Oso sigue sin brillar en River y los hinchas comienzan a impacientarse: un análisis de por qué el equipo no ayuda al delantero.

Por Matías Navarro García

@matias_navarrog

“Él hace el trabajo sucio y no estamos finos para asistirlo”. La reflexión corresponde al Pity Martínez minutos después de que River le ganara a Belgrano. Así definió el 10 el momento de Lucas Pratto, a partir de la pregunta de Pasión Monumental.

El análisis del mediapunta no podía ser más acertado: el principal problema del Oso no es él mismo, sino un equipo que no lo acompaña para que pueda rendir como los 12 millones que se pagaron por él exigen.

El primer gran inconveniente es la lejanía de este River del primero de Gallardo. A excepción del partido con el Pirata, el juego por abajo se esfumó y comenzó a primar el pelotazo largo para que Pratto se aleje del área y pivotee. Más precisamente, es el encargado del “trabajo sucio” del Millonario.

Para poder entrar en juego, el 27 debe permanecer lejos de la zona de definición y hasta es común verlo cerca de mitad de cancha siendo él el encargado de comenzar la distribución del juego. Un factor determinante de esto fue la larga ausencia del Pity Martínez, que Nicolás de la Cruz todavía no haya explotado y que Juanfer Quintero no se adapte a lo que pide Gallardo de él. ¿Conclusión? Sin un armador de juego concreto (y con Enzo Pérez muy retrasado en el campo como para serlo) los encargados de cumplir ese rol son Scocco y el propio Pratto.

Así y todo, no es extraño verlo dejando a compañeros frente al arco rival y en posición favorable. Más concretamente, siete veces logró habilitarlos, incluyendo el recordado taco gracias al que Mora marcó el descuento contra Godoy Cruz.

Desde ya que no todas las responsabilidades de su (todavía) regular nivel son de los compañeros. Más allá de su gol contra Godoy Cruz, tuvo una oportunidad clara contra Belgrano, Boca, Flamengo y tres muy recordadas contra Olimpo. Además, se fabricó una en Brasil y tuvo otro remate muy forzado contra Vélez, en Liniers.

Ocho chances en 605 minutos jugados con River promedian un remate cada 75 minutos, muy poco para un delantero sobre el que hay tantas expectativas depositadas.

Encima, la continuidad goleadora de Scocco expone más a Pratto, quien sufre su propia imprecisión frente al arco y la soledad de un equipo que todavía no logró entenderlo.