River perdió por la mínima ante Talleres y Pinola se fue expulsado. La gente empezó a ponerle calor al clásico del próximo domingo, aunque todavía falte el cruce con Cerro en Paraguay.

Gustavo Gallardo Kuster

@gallargus

Se fue la previa del Superclásico y la derrota no corrió el foco que tenía puesta la hinchada desde bien temprano. El Monumental escuchaba cánticos que generaban un ambiente que no condecía con lo que se estaba jugando.

Después de un primer tiempo estancado, en donde se pudo ver a Talleres llegar en más oportunidades y con más claridad que River, que tuvo en la cabeza de Paulo Díaz lo que pudo haber sido la apertura del marcador, empezó a verse a un equipo más discreto.

La segunda mitad lo encontró con más dificultad para generar aproximaciones, mientras que desde las tribunas bajaba la ansiedad de la gente por el Superclásico, en forma de canciones.

El gol de Talleres llegó por consecuencia de su insistencia, ante el arrojo de River que seguía intentando por caminos conocidos, para empezar a hacerse sentir. Un choque entre Armani y Paulo Díaz mientras iban por Bustos generó que el 10 de Talleres quedara con el arco a su merced y anotara para el equipo del Cacique Medina.

El partido en general se presentó más peleado que de costumbre para River y sobre el final llegaron los cambios para tratar de torcer la ecuación: Gallardo apostó por tres puntas y terminó con una línea de 3 que tenía a Zuculini como líbero; con Exquiel Palacios reforzando la mitad de la cancha, además de Borré junto con Julián Álvarez en la ofensiva.

Sobre el final, luego de adicionarse 5 minutos, Pitana expulsó a Pinola por protestar. El central se queda sin Superclásico y enciende las alarmas en todo Núñez.

Así las cosas, el final de un encuentro que parecía una derrota por la mínima en la previa de dos partidos importantes, terminó siendo más perjudicial por lo que se pierde de cara al choque con Boca. Es que el clásico se empezó a jugar en las tribunas desde bien temprano, pero en la cancha empezó exactamente después de que se retiró quien fuera el capitán.

"El domingo cueste lo que cueste tenemos que ganar", despidió la gente a River. Los 3 puntos se fueron y el partido pasó rápidamente; lo que viene es todavía más pesado que lo que ya se fue y el equipo, desconocido en la tarde que pasó, deberá apelar al amor propio que se le conoce.