(SAN SALVADOR DE JUJUY – ENVIADA ESPECIAL)

El asunto estuvo caliente y no sólo por las altas temperaturas de la capital jujeña. Desde el principio del partido se sintió el duelo de hinchadas, pero nada fuera del folcklore del fútbol. Aunque la cercanía entre las parcialidades de ambos equipos y los simpatizantes mezclados en la platea, hacían suponer que la situación  podía complicarse.

Y finalmente así fue. Insultos, discusiones, proyectiles arrojados de una tribuna a otra, corridas e incidentes afuera del Estadio. El operativo policial brilló por su ausencia, o mejor dicho por su inoperancia. Los oficiales miraban como si nada estuviera pasando. Por suerte, no hubo que lamentar un accidente mayor, aunque se podía haber evitado el mal momento si se tomaban las medidas de seguridad adecuadas.

Una lástima porque la llegada de River a la provincia significaba una fiesta para la mayoría de los habitantes de San Salvador, sin embargo la cordialidad y buena disposición de la gente de la ciudad no se vio reflejada en el partido. Como ya estamos acostumbrados, la violencia se hizo protagonista aunque hay algo que no puede ni podrá opacar. La hinchada millonaria llenó la cancha y demostró que una vez más y a pesar de las distancias, River fue nuevamente local.

Por Antonella Valderrey

Imagen: Wally