Después de años de ausencia mediática, el expresidente de River analizó un hecho ocurrido durante su gestión el club de Núñez.

José María Aguilar fue presidente de River entre 2001 y 2009. Tras ocho años de gestión ininterrumpida, el directivo hoy continúa siendo el centro de las críticas por la situación económica en qué dejó el club, que terminó desencadenándose en 2011, en lo que fue el peor momento de la historia del Millonario.

Lejos de analizar su gestión, en diálogo con La Nación, Aguilar prefirió profundizar en un suceso que ocurrió durante su estadía: la pelea entre Eduardo Tuzzio y Horacio Ameli en 2005 y cómo Leonardo Astrada, entrenador del Más Grande en ese momento, pudo sobrellevar una situación que repercutió fuertemente en lo mediático.

LAS MEJORES FRASES DE AGUILAR

"Fue una situación muy perturbadora hacia adentro y de repercusiones incalculables hacia afuera. Una revelación de este naturaleza abre puertas insondables, una Caja de Pandora. La infidelidad, escenificada en el principal equipo de la Argentina, despierta una curiosas y sensibilidad insuperable. La permanencia de ambos era una prueba de liderazgo muy severa para el cuerpo técnico y los dirigentes, y un mensaje muy claro en cuanto a las reglas a seguir. Optamos por la segunda opción, la de que los dos permanecieran en el plantel. Le dimos prioridad a lo deportivo. Con todo el ruido que significaba había que tomar una decisión definitiva en los días previos a un partido contra la Liga Deportiva de Quito, por la Copa Libertadores. Ese encuentro lo perdimos 2 a 1. Los periodistas deportivos habían quedado en minoría en comparación con los que se encargan de los chimentos del mundo del espectáculo".

"En todo el club se generó una situación muy desagradable, cambió la fisonomía y el ambiente que se respiraba. Fue algo de muy alto impacto. Mi obligación era guardar la discreción que todavía mantengo en este relato. Tampoco me correspondía conocer los detalles íntimos del asunto. Es un tema que me cuesta mucho, que me llevó a enfrentarme con conductores de programas de chimentos. Hubo más rebote fuera de las canchas que dentro. Y eso que todavía no estaban en auge las redes sociales. Con Twitter, Instagram y demás plataformas, el infierno se hubiera potenciado. La farandulización le hace mucho daño al fútbol. Ese semestre pudo haber sido muy distinto sin esta bomba que nadie veía venir".

Aguilar reapareció y rompió el silencio

"Astrada manejó todo de la manera que pudo, con la gran experiencia que tenía como jugador y con su amplio conocimiento del mundo River, pero tampoco estaba preparado para algo que trascendía a la táctica y a los estilos de juego. Seguramente en el plantel se formó un grupo amelista y otro tuzzista, pero no al límite de causar una grave división. Por el curso que tomaron los hechos y el tratamiento público y mediático que se le dio, Tuzzio quedó como el bueno y Ameli como el malo. Honestamente, a estas alturas de las circunstancias, no estoy tan seguro de que fuera así. Para Ameli significó el final de su carrera, prácticamente. Fue el más perjudicado, yo me quedé mal por eso. Tuzzio fue egoísta, ocupó el papel de víctima, lo cual le dio el apoyo de gran parte del plantel. No sé si Eduardo era víctima, porque tampoco estoy seguro de que las haya en este tipo de situaciones, no me atrevo a afirmarlo. La manera de manejarse de Tuzzio provocó una bomba, no solo en el plantel, sino en todo River. Fue una invitación a que el morbo se instalara".