Del equipo que alcanzó la gloria en 2015 queda muy poco. Se fueron jugadores importantes y los reemplazos no estuvieron a la altura en todos los casos. Acá los repasamos uno por uno.

Gustavo Gallardo Kuster

@gallargus

La semana negra que tuvo River con la eliminación de la Copa Libertadores a manos de Lanús y la derrota en el Superclásico, evidenció el problema de recambio que tiene el grupo conducido por Marcelo Gallardo.

Hace tan sólo dos años, el Millonario llegó a la cima de América con un equipo que se desmembró tan rápidamente que costó digerirlo. Desde la baja sensible de Barovero, el capitán que todavía es nombrado ante cada complicación en el arco, hasta la reciente salida de Alario, el plantel sufrió modificaciones que escaparon a la habilidad del Muñeco para reestructurar una y otra vez el equipo.

¿Quiénes se fueron y cómo los reemplazaron?

Marcelo Barovero: en mayo de 2016 emigró a México para jugar en Necaxa. Alegó la necesidad de pasar a una liga que le ofrezca más tranquilidad y tiempo para pasar con su familia, cosa que en Argentina no había conseguido por el desgaste y la exposición que le significaron ser el capitán Millonario. Su reemplazo fue Augusto Batalla, quien a pesar de haber ganado dos títulos como dueño del arco (Recopa Sudamericana y Copa Argentina), no ofreció garantías y en junio de este año llegó Germán Lux, que está sufriendo la readaptación al fútbol argentino.

Gabriel Mercado: jugó su último partido en River en los 32vos de final de la Copa Argentina 2016, contra Sportivo Rivadavia de Venado Tuerto, con su pase al Sevilla prácticamente resuelto. En su lugar llegó Jorge Moreira, quien tuvo un nivel ascendente y llegó a ganarse un lugar, aunque lejos de representar lo mismo que el nacido en Puerto Madryn.

Ramiro Funes Mori: en agosto de 2015 se fue al Everton de Inglaterra como el defensor más caro de la historia del club (8 millones de euros). En su reemplazo llegaron Lollo y Arturo Mina. Éste último con más rodaje, aunque sin el nivel que se esperaba. Reciéntemente se sumó Javier Pinola, aunque todavía no se llegó a ver su mejor versión.

Leonel Vangioni : tuvo una conflictiva salida al Milan a principios de 2016. En su lugar llegó Milton Casco, con un nivel desparejo y muy resistido en el último tiempo por no haber podido llenar el vacío que dejó el actual jugador de Monterrey. Antes de firmar con el equipo mexicano intentó volver al Millonario pero no hubo un acuerdo con la dirigencia, que pretendía que llegará libre.

Matías Kranevitter: en diciembre de 2015 se fue a Atlético Madrid. No tuvo la continuidad deseada y después de un paso por Sevilla, recaló en Zenit, donde es compañero de Driussi y Mammana.

Carlos Sánchez : en noviembre de 2015 se fue con el pase en su poder a Monterrey. Su lugar no pudo ser ocupado por Nicolás Bertolo ni por Nacho Fernández, aunque el último se desempeña en distintos lugares del mediocampo.

Teo Gutiérrez: el siempre polémico delantero pegó el portazo después del partido contra Cruzeiro en Belo Horizonte. El colombiano llegó a Sporting Lisboa, equipo en el que estuvo poco más de un año y terminó volviendo al país para jugar en Rosario Central. Actualmente está en Junior de Barranquilla y, pese a haberse ofrecido para volver a fines del año pasado, no se le perdonó su salida y se le cerró la puerta.

Lucas Alario: llegó como reemplazo de Teo Gutiérrez y se convirtió en una pieza vital del equipo. Ganó la Libertadores de ese año, la Recopa, la Copa Argentina y en septiembre de este año aprovechó un descuido en su contrato para negociar con Bayer Leverkusen y emigró a la liga alemana, pese a los intentos por retenerlo.

Sebastián Driussi: después de la primera ronda de la Copa Libertadores de este año se fue al Zenit de San Petersburgo. En su lugar llegó Ignacio Scocco, uno de los contados aciertos en materia de refuerzos.

Desde los nombres, un abismo separa al equipo que posicionó a River en lo más alto del plano internacional después de 19 años del plantel actual. Con las elecciones a la vuelta de la esquina la necesidad de traer refuerzos de jerarquía y armar un plantel competitivo que a la vez muestre un recambio, serán las claves de un resurgimiento (o no) de un equipo con sed de victoria pero con menos medios para conseguir los objetivos que se planteó.