El Lobo no cumplió ninguna de las funciones para las que jugó. No tuvo quite, ni tampoco juego. Mucho menos distribución. Su mal desempeño perjudicó a Martín Aguirre, quien en los últimos partidos había descansado mucho en el mediocampista de la Sub 20.

De esa manera, la mitad de cancha de River fue inexistente y, de no haber sido porque Aldosivi no tuvo mucho volumen de juego, el Millo hubiera sufrido bastante más de lo que sufrió en el Nuevo Gasómetro.

En el entretiempo, Matías Almeyda decidió sacar a Ledesma. Estaba a las claras que el ex-Colón no podía aportar lo indispensable. Además de muy poca marca, el experimentado volante mostró una exagerada lentitud con la pelota en los pies. Tardaba de a dos y tres tiempos en perfilarse y poder darle la pelota a un compañero.

Después, jugando solo, un exhausto Aguirre lució algo mejor, pero ni siquiera estuvo cerca de su mejor versión. Claro, el desgaste hecho en un primer tiempo en el que jugó por él y por el Lobo lo fundió. Seguro tendrá más chances a lo largo de este maratónico campeonato, pero así no le sirve a River.

Imagen: Olé

Por Javier García