Lucas Martínez Quarta habló de cómo fueron los días que estuvo sancionado por doping, del apoyo de su familia y sus compañeros, y se refirió a lo que viene.

Ezequiel Pirotti @tanopir

Uno de las mejores noticias de este año para River es, sin dudas, la vuelta de Lucas Martínez Quarta a las canchas. El joven defensor, de gran rendimiento, fue suspendido en junio de 2017 por dar positivo en un control antidoping y sancionado por el plazo de seis meses sin poder pisar un campo de juego. El Chino recuerdó cómo fue su segundo semestre sin competencia futbolística y destacó el apoyo de su familia y el mundo River.

"En esos meses que estuve suspendido lloré mucho por impotencia. Lo único positivo fue el apoyo de mi familia, del cuerpo técnico y de los dirigentes. Igualmente, el aguante de mis compañeros en el día a día y el cariño de los hinchas no se comparan con nada. El gesto que tuvo el grupo con Camilo y conmigo el día de la final de la Copa Argentina fue impresionante. Y lo de la gente también fue increíble. Lo que pasó me acercó bastante: no me lo imaginaba, el afecto que me brindaron no me lo voy a olvidar", explicó Martínez Quarta en una entrevista con Olé.

Además, agregó: "En su momento tenía mucha calentura, me daban ganas de aclarar las cosas por la impotencia de pensar “cómo estoy metido acá sin haber hecho nada”, pero hoy puedo decir que, sinceramente, agradezco no haber salido a hablar antes. Entendí que esto va más allá de nosotros. Lo sufrieron todos, como nosotros lo hubiéramos sufrido si le pasaba a otro".

A su vez, el surgido en las inferiores de Núñez comentó cuáles fueron sus conversaciones con Marcelo Gallardo con respecto a la situación del doping: "Al principio Marcelo me preguntaba qué había pasado y le decía que fuera del club no tomo medicamentos que estén prohibidos, que por cualquier cosa que tome le pregunto al médico. Desde un principio me creyó, a mí y a Camilo, porque sabe cómo somos. Sabía que éramos incapaces de hacer algo así. Para él, todo el cuerpo y los dirigentes, no voy a tener más que palabras de agradecimiento: hicieron todo para demostrar que nosotros no habíamos hecho nada".

Pero, casi con seguridad, lo más difícil de afrontar fue hacer tenido que ver a sus compañeros los días de partido, sin que el pudiera hacerlo. El jugador contó cómo lo vivió: "Los días de partidos eran duros para mí. Hubo uno que me pegó más fuerte: el 8 a 0 contra Wilstermann. Ahí me cayó la ficha y estuve mal dos o tres días. Estaba feliz por el partido, pero pensar que no era parte de eso dentro de la cancha me bajoneó mucho. Cuando jugaban afuera y los miraba por la tele también sufría. Fueron momentos difíciles, que por suerte ya pasaron. Iba a entrenar pero no podía. No tenía buenos entrenamientos, me afectaba. Yendo en el auto pensaba miles de cosas, me costaba dormir, seguía maquinándome".

Ahora, en la pretemporada de Miami, poniéndose a punto para regresar de la mejor manera, el central explicó sus sensaciones: "Pienso todo el tiempo en salir a la cancha, sobre todo en el momento en el que vuelva a tocar la pelota. Y después, en el recibimiento de la gente. Ese partido va a ser especial y va a ir toda mi familia. Ellos también me ayudaron desde Mar del Plata, todos los días, todo el día: no me dejaron caer".