El 4 de enero de 1953 nacía uno de los más grandes ídolos de toda la historia riverplatense. Con la camiseta millonaria obtuvo 9 títulos y alcanzó la gloria con la obtención de la Copa Intercontinental de 1986.

Como todavía creo hoy

cuando algunos creen que no hay que creer en nada.

Creo en los que logran que aun gire la ilusión

y la magia gane por goleada

con una pelota anaranjada… Ignacio Copani

Nació en Vicente Lopez, provincia de Buenos Aires.  Es, fue y será uno de los protagonistas más importantes de la historia de La Banda. El mismo que hoy  realiza declaraciones polémicas en los medios, nos regaló momentos gloriosos que quedarán en nuestra mente para siempre, aún sin haberlos vivido.

“Manejar la zurda fue un capricho de mi viejo, me decía que los zurdos tienen más categoría, no se equivocó y supo marcarme el rumbo.” Debutó en primera de la mano de su gran querido Didí en 1971.  Un año después, un periodista lo apodó el “Pelé blanco”, cuando le marcó un golazo a Independiente con una jugada exacta a la que había intentado hacer el negro en el Mundial 70 pero que no tuvo el mismo final. Con el arribo de Labruna, le dio a River dos campeonatos en el 75, dejando atrás la gran sequía. Nos abandonó por poco tiempo cuando se fue al Olympique de Marsella, pero volvió. Tanta conmoción causó que lo incluyeron en la selección. El 78 iba a ser su mundial, pero Menotti lo sacó luego de una lesión y no volvió a tener participación.

En el 81 se iba Labruna y llegaba Di Stéfano. Se dijo que lo convocaron cuando todavía Angelito era técnico. Por eso el Beto dijo: él o yo. Y nos abandonó nuevamente, esta vez  para ir a Velez. Allí le convirtió un gol al Pato Fillol que no gritó en demostración de afecto al club que lo vio nacer. A partir de ahí otros jugadores de otros equipos adoptaron esa modalidad.

En 1984 regresó. “Pensar que los dirigentes hablaban del descenso, de mejorar el promedio. Yo les respondí que venía a River a ganar todo y a salir campeón.” Fue así como la historia iba a terminar coronándolo campeón de la Intercontinental. En el 86 fue el único en hacer  goles con la pelota naranja, en ganarle a Boca con dos gritos imborrables y en dar la primera vuelta olímpica en la cancha rival. Ese fue el clásico de su vida. “Llegó un telegrama del gobierno que decía que no podíamos dar la vuelta. Nos tiraron una barra de hielo, nos insultaban, nos  tiraban de todo, pero ¡como no íbamos a dar la vuelta!”.

Hasta el mismo Boca lo vino a buscar en el 76, pero no aceptó. Juna José López, el mismo que lo convenció de quedarse en River en su momento, se peleó con él cuando   se fue a jugar con el enemigo. “Negro: no te olvides que River nos cambió un sándwich de mortadela por un bife de chorizo. Podes irte a cualquier lado, menos a Boca. Vos formas parte de la historia grande de River, no tires todo lo que hiciste a la basura.”

Nunca resignó su estilo de jugar a la pelota, prefirió quedar afuera antes que traicionar  sus convicciones. De gran carácter, una zurda inigualable, una manera mágica de patear penales, de cabecear… Jugó 370 partidos, hizo 149 goles, obtuvo 10 títulos, incluyendo el Mundial del 78, dijo presente en 24 superclásicos. Es en estos momentos, cuando  el River invencible ha caído, cuando esperamos que se levante… Cuando a veces parece que  ya no hay nada en que creer, es ahora que  nos ponemos a recordarlo, es ahora  cuando Copani le canta: cómo no creer en los fabricantes de sonrisas, cómo no creer en quien consigue que los planetas en lugar de describir órbitas… den vueltas olímpicas. ¡Gracias Beto!

Por Luciana Flesler