"Creí mucho en mí"
Rodrigo Mora contó lo que sintió después de la final con Boca, destacó el estar con su hijo en su lapso de recuperación y reconoció que se sostuvo de la fe para superar el difícil momento.
Ezequiel Pirotti @tanopir
Si hay que hacer un monumento de superación y sacrificio todos los cañones apuntan a Rodrigo Mora. El uruguayo sufrió una dura lesión que lo marginó de las canchas por nueve meses. Pese a que su vuelta a los campos de juego podría haber llegado a correr peligro, el delantero luchó día a día para poder ponerse nuevamente el manto sagrado. El día llego: Morita fue titular frente a Boca por la Supercopa.
"Cuando terminó el partido con Boca sentí un desahogo de alegría y felicidad. No pude contenerme y por eso me puse a llorar. Me costó mucho volver a las canchas y había tenido nueve meses muy difíciles, principalmente los primeros 90 días con muletas. Al fin ya dejé todo eso atrás y ahora en lo único que pienso es cuándo viene el próximo partido para volver a entrar a la cancha. Me mentalicé para estar de la mejor manera y si había que regular algún entrenamiento, se regulaba, pero mi cabeza estaba en poder entrenarme todos los días. Creí mucho en mí", expresó Mora en una entrevista para Clarín.
El hombre que arribó al Millonario en 2012, no ocultó su malestar por la información errónea con la que algunos trataron su lesión: "Sufrí mucho en estos meses cuando se dijo que tenía cancer en una costilla. En ese momento me dolió porque me llamó toda mi familia. Y mi papá, llorando, diciéndome: '¿Qué es lo que tenés? Decime la verdad'. Y yo le decía que era mentira. Eso fue lo que más me dolió".
Si hay algo de lo que sostenerse cuando el momento no es bueno, es del afecto familiar. El uruguayo se mostró contento por pasar días con su hijo durante su recuperación: "Estuve unos días en Uruguay e hice cosas que me llenaron de felicidad. Llevarlo al jardín, ir a buscarlo... Iba con las muletas y él tenía mucha felicidad de salir y ver a su papá. Disfruté mucho de él y de esos momentos. '¿Qué te pasó, papi?', me preguntaba. Y yo le decía que e había lastimado y punto. No quería llenarle la cabeza con una explicación que no iba a entender".
Por último, Morita aseguró que acudió a terceros para afrontar de la mejor manera posible su inconveniente físico: "Fui a mi ciudad, Rivera, a ver a un curandero por voluntad mía. Necesitaba algo distinto y creía que podía ser una ayuda más. Por suerte fue así. También fui a Luján, porque soy creyente. El cura Diego siempre me trata bien, es hincha de River y me da las bendiciones. Después que me recuperé, fui a saludarlo y a darle las gracias".