Marcelo Gallardo habló sobre su manera de ver el fútbol, repasó su estadía en el club desde todos los aspectos y contó lo que espera de River para el futuro.

Gustavo Gallardo Kuster

@gallargus

Hace tiempo que un entrenador no lograba generar un sentido de pertenencia tan fuerte en todo River y el que lo consiguió fue nada menos Marcelo Gallardo. Desde que asumió a mediados de 2014, el ex 10 del Millonario se convirtió en un ícono, no sólamente por las Copas conseguidas, sino por su filosofía de vida y manera de ver el fútbol. En diálogo con el suplemento Enganche (Página 12), el Muñeco cerró el año a pura reflexión.

"A cualquier entrenador le puede generar una cierta desilusión si el equipo no te representa en lo que vos hacés. Vos trabajas para que el equipo te represente", aseguró quien ya alcanzó su séptimo logro al frente del Más Grande y cerró su año más complicado con una vuelta olímpica en la consagración de su segunda Copa Argentina consecutiva.

Para Napoléon hay algo tan importante como el sentido de pertenencia y es saber a dónde va el equipo: "Hasta en un partido que el equipo no jugó bien podes ver a qué juega, aunque sea en una jugada o un pasaje de 10 o 15 minutos. Aunque están los inponderables también: si el rival no te deja o tenés un jugador importante en un nivel bajo", remarcó. Y agregó: "Antes había más competitividad porque había más jugadores, por ejemplo el Ferro de los ´80 y el Español y Platense de los ´90. Eran equipos más chicos que sabían que tenían buenos futbolistas que estaban todo el tiempo en el club. Antes no se desarmaban equipos cada seis meses o un año, se podía decir la formación de crrido. Si es díficil para mí y yo trabajo de esto, imaginate para el resto".

"Antes no se desarmaban equipos cada seis meses"

A pesar de sus múltiples logros las críticas llegaron cuando tuvieron que llegar y él no le esquivó: "Cuando perdés es más difícil cambiar. Si hay que hacer cambios tiene que ser cuando ganás, porque estás intentando algo nuevo. Cuando perdés te demandan cambios", subrayó. Y prosiguió: " Si fuera por mí, ahora, tengo que traer ocho arqueros, cuarenta delanteros y todo un plantel nuevo. Una vez perdimos 5 a 0 con Boca en un torneo de verano (2015) y pedían la cabeza de todos. Es el mismo equipo que unos días después ganó la Recopa y unos meses después consiguió la Libertadores. Acá vamos a los extremos con una facilidad tremenda".

Pensando en un 2018 con un mercado de pases que todavía no empezó y ya tiene muchos nombres dando vueltas, el entrenador más influyentes desde Ramón Díaz (y que se encamina a igualarlo o superarlo), cerró con un concepto que es una radiografía de su estilo de vida y pensamiento: "El éxito no es haber ganado, sino que me dejen hacer la construcción que quiero en este club".