River levantó el pagaré más pesado y dio vuelta el partido en Porto Alegre para meterse en la final de la Copa Libertadores. Fue 2-1 con goles de Borré y Pity Martínez, que sentenció el partido de penal.

"Que la gente crea porque tiene que creer", soltó Marcelo Gallardo después del 1-0 de Gremio en el Monumental. Con una mezcla de bronca y esperanza, el DT que se quedó sin dirigir por la sanción impuesta por CONMEBOL pudo anticipar lo que pasaría. El partido empezó con River tomando la iniciativa pero sin poder plasmar en el arco su superioridad. Gremio se puso arriba con gol de Leonardo Gómes y así se fue la primera mitad. La preocupación no dejaba de rondar.

Empezado el segundo tiempo la propuesta futbolística chocó con el planteo cerrado y ahí es donde el coraje y la personalidad jugaron y fueron el condimento que el Millonario necesitaba. Ya en la agonía del partido, la pelota parada que tanto complicó fue la llave para dar esperanzas y Rafael Borré puso el partido en tablas. El resto vino solo, por el empuje del equipo, de la gente y del amor propio de un grupo que se acostumbró a bancar paradas difíciles.

Hace un año la desolación por haber quedado en semifinales con Lanús pegó duro y una edición después fue el Más Grande el encargado de festejar una victoria heroica. Levanto el pagaré de no haber pasado una eliminatoria mano a mano en Brasil y ahora espera por la final. El que mejor lo definió fue el Pity Martínez, autor del gol de penal que se cobró por el VAR, que observó la mano de Bressan: "Me da lo mismo si viene Boca o Palmeiras, nosotros ya estamos adentro".