Mientras vive un gran presente como manager en Chile, José María Buljubasich analizó lo que fue su paso por River, admitiendo que su sensación no es buena.

José María Buljubasich se sometió al clásico 100 preguntas del periodista Diego Borinsky donde recordó su llegada a Núñez, analizó su paso por el club y comentó porqué dejó temporalmente el fútbol luego de su paso por el Millonario.

Como jugador tuvo un pequeño paso por River entre el 2002 y 2003, consagrándose en el clausura. El ex arquero, se desempeña actualmente como gerente deportivo de la Universidad Católica donde ya consiguió 10 títulos.

El Tati, con las copas de los últimos tres campeonatos ganados, en el estadio de la Universidad Católica
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"Llegué a River en julio de 2002, ya se había ido Ramón Díaz y estaba Pellegrini. Estaba sin club, el arquero titular era Comizzo, Costanzo se recuperaba de una rotura de ligamentos y en la pretemporada Lux se fracturó la mano y se ve que ahí salieron a buscar otro arquero. Manuel tenía una forma muy buena de relacionarse con el grupo, y también una idea muy clara de fútbol que pretendía. Siempre le agradeceré esa chance que me dio. Mantuve el contacto con el tiempo, nos hemos juntado cuando vino a Chile, me parece una gran persona y un gran entrenador", comenzó Buljubasich.

Poco tardo en agregar que le quedó un gusto amargo en su paso por el Millonario: "Mi sensación no es positiva. Si tomás las estadísticas, mi campaña no fue mala, pero si uno termina eliminado en cuartos de Libertadores con una goleada y es responsable en un par de goles, no hay nada que hacer. Nunca busqué excusas, y la sensación que quedó es esa y contra las sensaciones no se puede ir, hay que aceptarlas y listo. En la ida contra el América había tenido un gran partido y ganamos 2-1, pero la historia terminó con el 1-4 en Cali. En River, cuando me lo merecí, jugué y cuando cometí errores, salí, así de simple. Aquel 1-4 en Colombia fue mi último partido y ya no atajé en las fechas finales del Clausura que terminamos ganando en Bahía Blanca."

"Los arcos miden todos iguales, lo que se mide distinto es la trascendencia y la repercusión de atajar en esos arcos, ahí está la diferencia. Cuando uno ataja en un equipo grande, el margen de error es mínimo, y cualquier falla se magnifica; hay que aprender a convivir con eso." agregó, dimensionando la presión de defender el arco de River.

ESPNdeportes.com: Fútbol argentino: River dejó dos puntos y la punta
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Para cerrar, confesó los motivos por los cuales dejó un tiempo el fútbol tras su paso por el Más Grande con solo 32 años: "Acepté la decisión del entrenador (Pellegrini), pero al mismo tiempo perdí la ilusión, estaba decepcionado conmigo mismo. No había cumplido con lo que quería hacer, y fue una especie de autocastigo que me impuse. Tenía el pase libre, esperé a ver si aparecía algo que me motivara y, como no aparecía, uno también empieza a perder confianza en sí mismo. El fútbol tiene mucho de ilusión, de ganas, de confianza. Y dejé."