Matías Almeyda pudo desahogarse luego de la agónica victoria de River ante Almirante Brown que terminó sentenciando el tan esperado ascenso a la Primera División del Fútbol argentino.
“Matías no lleva la camiseta en la piel, la tiene tatuada”.
La que habla es Luciana, la mujer del Pelado Almeyda. Ella vivió las mieles de su hombre cuando era futbolista, pero también la pasó mal. Fue el sostén del DT cuando la depresión le había ganado. Lo acompañó y lo bancó siempre. Sabe como nadie lo que siente Almeyda ahora. Para ella también se terminó el sufrimiento. “Matías está más viejo”, dice, mitad en broma, mitad en serio.
Y ahí está su marido. Con lágrimas en los ojos que reflejaan el desahogo que sintió cuando finalizó el partido. Es que el Pelado se bancó todo un año cargado de presión sobre su espalda. Y hoy que finalmente esa carga desapareció, el entrenador expresó sus sensaciones por haber conseguido el ascenso: “No lo puedo creer, es una alegría inmensa. Sufrimos mucho pero pusimos a River en el lugar que tiene que estar”.
Además, destacó el esfuerzo del plantel: “No era fácil este torneo. Los últimos partidos todos los equipos que estábamos arriba perdimos puntos. La historia pesaba, pero la supimos llevar. Hay que rescatar el sacrificio”.
Por otra parte, reconoció que ahora empieza una nueva etapa para el club: “En muchas cosas River está intentando ser el que fue antes. Hoy terminó el equipo con muchos jóvenes que salieron de las inferiores y le dieron el ascenso. El objetivo está cumplido. A partir de ahora volveremos a ser el equipo más grande del mundo”.
A esperar
Una vez finalizado el encuentro volvió a hablarse sobre la continuidad del DT. Y Almeyda dejó en claro que son decisiones que deberán esperar: “Quiero festejar y disfrutar este momento. Hay tiempo para cada cosa “.
Por Ignacio Román