Con goles de Villalva y Funes Mori, el muletto de Almeyda le ganó 2-0 a San Lorenzo y se clasificó a las semifinales de la Copa Argentina. Que ahora se venga Racing…
Para ellos era especial. Porque juegan poco en el torneo y tienen el sueño de ganar la Copa Argentina. Ocho pibes de inferiores puso Almeyda desde el arranque. Vaya si no había motivación para estos jóvenes, reforzados con la experiencia del Chori Domínguez y el Lobo Ledesma, para ganarle a San Lorenzo y meterse entre los cuatro mejores de la Copa Argentina. Y así fue. Estos pibes se coparon. Y van por más.
El ascenso es la prioridad, pero el certamen más federal entusiasma. Por lo que aporta desde lo económico y, sobre todo, porque para aquellos que no tienen chances es la mejor manera de demostrarle a Almeyda que ahí están.
River le ganó a un equipo que jamás quiso jugar y que apostó a los penales desde el inicio. Después de un primer flojo, con pocas llegadas, justificó el triunfo. Por la calidad de Ledesma para ser el técnico adentro de la cancha. Con un Keko astuto para definir y también -por fin, una vez- ligar. Con el pibe Martínez yendo arriba con decisión. Y con el resto acompañando.
Antes, la apuesta con cuatro delanteros naturales no surtió efecto. Ríos, por derecha, y Villalva, por izquierda, fueron mucho al choque, se cerraron y eso complicó a River. Cuando Almeyda puso a Cázares por Domínguez, el Keko fue a jugar de punta y ahí se resolvió el cerrojo.
Con la ventaja, el equipo no aflojó el ritmo. Quiso más. Por eso San Lorenzo lo agarró desprotegido en una contra, con un pelotazo a Chávez que Chichizola cortó a tiempo. Fue el único sofocón de la noche.
Al rato, la insistencia del siempre discutido Funes Mori pudo más. 2-0 y final. Que ahora se venga Racing…
Por Leandro Buonsante