River no pudo doblegar a Quilmes y, en consecuencia, puede perder la punta. Por ahora, es el único líder del campeonato, pero una victoria de Instituto frente a Rosario Central lo dejaría en el segundo lugar. Hubo varias situaciones de gol para el conjunto de Núñez, aunque la puntería no alcanzó para obtener una victoria que hubiera sido merecida.
Quedó un sabor amargo. Todo lo hecho no fue suficiente. Los partidos se definen con goles y el Millonario careció de precisión en el toque final. Buscó y buscó, pero entre las chances desperdiciadas -ninguna para tomarse la cabeza- y la solidez defensiva del equipo visitante, el marcador terminó sin tantos.
Las imprecisiones y la batalla en el medio campo fueron protagonistas durante el primer tiempo. Lucas Ocampos tenía la llave en el sector izquierdo, mientras que la sociedad entre Luciano Abecasis y Carlos Sánchez no llegó a obtener réditos. Alejandro Domínguez estuvo a punto de lograr el grito, pero Emanuel Trípodi desvió la pelota con la punta de los dedos.
En el complemento, River salió decidido a quedarse con los tres puntos. Leonardo Ponzio sacudió el poste derecho con un violento remate desde 30 metros, aproximadamente. Matías Almeyda pasó de un 4-4-2 a un 4-3-1-2 con la sorpresiva salida de Ezequiel Cirigliano para que ingresara David Trezeguet.
Quilmes apostó al contragolpe, pero no fue ambicioso y, además, chocó contra una defensa tan juvenil como eficaz, basada en la categoría de Germán Pezzella y el resto. El partido se hizo de ida y vuelta, con el local como protagonista e intentando permanentemente. El Chori probó tres veces de media distancia, pero sus tiros no llegaron a la red por muy poco.
De esa manera, River y Quilmes dividieron unidades. Para el conjunto del Sur pudo haber sido positiva, pero en Núñez no sirvió para sostener el ritmo y conseguir el cuarto triunfo consecutivo. Hasta el momento, la cima se vistió de rojo y blanco, aunque podría tener fecha de vencimiento si mañana Instituto vence a Central, en Córdoba. Entonces, por ahora, se trata de un punto suspensivo.
Por Germán Balcarce
Imagen: Olé