River avanzó a cuartos de final en la Libertadores después de empatar 1-1 con gol de Alario y respira. Estrenó sistema, encontró cosas para corregir, pero supo imponerse y salir del mal momento.
El equipo de hombres que se hace fuerte en las díficiles apareció una vez más. Hace semanas, Marcelo Gallardo definió así a sus dirigidos y esta noche le dieron la razón. Guaraní llegó a plantarse, a raspar, a asfixiar, a aprovechar la subida de los lateral. Y River aguantó. Con el 4-2-3-1 como novedad y un Lucas Alario inspirado, se terminó un primer tiempo en desventaja inmerecidamente, con el gol de Palau.
La segunda mitad vino con una mentalidad totalmente renovada. El Muñeco volvió a confiar en los mismos once y el insistir con la misma idea, sumado al cansancio de un equipo visitante que no podía mantener el mismo rimto durante los 90 minutos, fueron elementos que inclinaron la cancha para el Millonario. Y vino el gol de Alario, que se sacó la mufa e hizo delirar a el Monumental.
De ahí en más toda la intención de la primera parte empezó a materializarse más claramente. La suerte le hizo algún que otro guiño al plantel, con pelotas que no quisieron entrar para el equipo Paraguayo y la solides defensiva de Maidana, Ponzio y Pinola , hicieron el resto. Lux volvió al Monumental después de 11 años y, aunque con ambigüedades, cumplió en su reestreno.
Se vienen los cuartos de final, habrá que esperar para saber si será Jorge Wilstermann o Atlético Mineiro. Lo único seguro es que el entrenador que no se cansa de reinvertarse se fue pensando en lo bueno que hay que repetir y los detalles a afinar. Porque está siempre un paso adelante y en su cabeza ya se está jugando la siguiente instancia.